4.- La Materialización del Poder de Heliópolis
La
primera evidencia física de este hecho, queda atestiguada en la
figura de un peine de marfil del rey Dyet encontrado en Abidos, donde
se asimila a Horus surcando el ciclo en su barca, como representante del
soberano, en claro paralelismo con el sol (imagen 4.1). La construcción
en forma tumular de algunas de las tumbas tinitas parece manifestar un
intento por encerrar en los enterramientos algo del simbolismo del elemento
primordial en la cosmogonía heliopolitana: el túmulo. En
estos momentos el antiguo y predinástico culto al sol, cuya existencia
ya ha quedado plasmada en algunas cerámicas nagadienses, comienza
a despuntar y la influencia del clero heliopolitano cada vez se hace más
patente. La aparición de naves enterradas junto a las tumbas ha
venido interpretándose en relación con el viaje del difunto
por el Más Allá acompañando al Sol. Sin embargo,
la aparición de este tipo de objetos en enterramientos desde la
Dinastía I puede no ser aún indicativa, aunque posteriormente
se interpreten corno de origen solar (Dinastía V), en este momento
parecen responder a una oscura concepción estelar o a la identificación
del soberano con el dios creador Horus, que pese a que empieza a sufrir
una lenta asimilación con el sol, sigue siendo el dios más
importante de este momento.
Desde la Dinastía II, aparecen nombres teóforos
de Ra. EI soberano Nebra (o Raneb) segundo rey de la Dinastía II,
cuyo nombre significa "Ra es mi Señor", es el primer rey que hace
incluir el nombre del Sol en el suyo propio. Progresivamente los monarcas
dejan de acogerse únicamente a la protección de la divinidad
más arcaica, Horus, lo que denota una considerable influencia del
clero heliopolitano. Aunque algunos autores son de la opinión de
datar la cosmogonía heliopolitana en los tiempos de la unificación
(Anthes), otros afirman que ésta comienza a partir de la Dinastía
III (Pérez Largacha), aunque en mi opinión existen indicios
suficientes para afirmar que los egipcios de períodos tempranos
tenían elementos y conocimientos más que suficientes para
crear las bases de esta teoría mítica.
Paulatinamente el rey
también será identificado con Atum, ya que éste es
el creador en el mito heliopolitano. En la Dinastía III, lmhotep,
arquitecto del rey Dyeser y constructor de la pirámide escalonada
de Saqqara (imagen 4.2), que ostentaba entre sus títulos el de
"Sumo Sacerdote de Heliópolis", marca el inicio de lo que es el
verdadero ascenso del clero heliopolitano. Las concepciones heliopolitanas
influencian al culto real y se materializan en la construcción
en piedra del mayor y más alto monumento erigido en aquellos tiempos,
para que su soberano, enterrado bajo la primera estructura piramidal (símbolo
solar por excelencia) se identifique a Ra en lugar de hacerlo con el tradicional
Horus, al que continúa fundándole templos y haciendo indisoluble
el culto al rey y al sol.
Dyeser será el primer soberano que hace incluir
su nombre en un "cartucho" ,
símbolo también del recorrido del sol durante el día
y la noche.
En otro plano, y sin querer entrar en más detalles
sobre la simbología religiosa de las pirámides, conviene
recordar que éstas responden, entre otros conceptos, a:
a) La sublimación del Túmulo Primordial
en la cosmogonía heliopolitana.
b) La rampa o escalera por la cual el soberano ascenderá
al ciclo para acompañar al dios Ra en su barca.
c) La petrificación de los rayos solares al llegar
a la tierra.
d) Un nexo de unión entre el cielo y la tierra.
Con el advenimiento de la Dinastía IV los soberanos
toman un nuevo nombre encabezado por la titulatura de "Hijo de Ra" , ,en
un primer intento de identificación con los dioses cosmogónicos.
Este título, aun esporádico, comienza a hacerse frecuente
en la Dinastía V, momento de mayor auge heliopolitano. La teología
solar se convierte en doctrina oficial de los monarcas y en la necrópolis
menfita comienzan a construirse templos solares a imagen del santuario
del dios Ra en su ciudad. Junto a estos recintos templarios se hacen enterrar
barcas cuya función en este caso es ya evidente. Finalmente, con
Unas, último rey de la dinastía, aparecen por primera vez
en el Interior de su pirámide el conjunto de textos más
antiguo e importante, los llamados "Textos de las Pirámides".
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