RELIGIÓN
  La Cosmogonía y la Enéada Heliopolitana  
 

7.- La Cosmogonía Heliopolitana

La Gran Enéada

"La Ciudad del Pilar lun" de los antiguos egipcios, llamada posiblemente así por el tótem local al que se rendía culto, estaba situada en el XIII Nomo del Bajo Egipto. Es también la On del antiguo testamento o la metrópoli comúnmente conocida por el nombre griego de Heliópolis. Esta ciudad estaba localizada a unos 10 km., al Nordeste de El Cairo, junto al actual aeropuerto, siendo por excelencia la ciudad del sol y la que da nacimiento a esta cosmogonía.

Su antigua extensión, pudo cifrarse en unos 520.000 m2, comprendiendo los modernos barrios de El-Matariya, Tell-EI-Hisn, El-Marg, y El Jusus y siendo una de las urbes más grandes del Egipto antiguo. De sus monumentos y santuarios muy pocos vestigios nos quedan, debido a que en el siglo pasado El Cairo se ha venido extendiendo sobre este área, que por otra parte tiene un nivel elevado de agua freática. Sin embargo, los textos y los escasos restos que aún permanecen nos indican la devoción e importancia que esta ciudad tuvo en todos los períodos de la historia egipcia.

La ciudad tiene su origen en el Neolítico y fue adquiriendo importancia político-religiosa, en el Predinástico, llegando a convertirse en capital hasta la primera unificación estable, momento tras el cual desciende su alcance político, manteniendo el religioso hasta el fin de la civilización faraónica. La ciudad se erige como el centro teológico más importante, antiguo y tradicional de Egipto, tanto que en este lugar no existió el cargo de Nomarca en manos de personajes laicos, ya que el poderoso clero acaparaba este título para sí personificado en el Sumo Sacerdote.

Las sucesivas luchas acaecidas en el Período Predinástico entre los seguidores de Horus y los de Seth, es decir, entre Hieracómpolis y Nagada(1), provocó que Heliópolis fuera tomando poder y que su dios Ra se situara sobre el dios más impImagen 7-1. Imagen del disco solar (fusionado a Osiris). Flanqueando al sol Isis y Neftis en forma de ave. Tumba del rey Merenptah. Valle de los Reyes.ortante hasta este momento, el halcón Horus. Un detallado estudio de la disposición divina nos faculta para afirmar que el pensamiento de Heliópolis es un ejemplo claro de simetría y dualización, donde se pretende representar al mundo físico, dando pie, con el nacimiento de Horus, a la teogamia del faraón y a la organización de la familia humana.

Horus, relacionado con los conceptos de vida y regeneración, tiene una genealogía y posee dignidad real, por lo tanto, el soberano será un Horus viviente y el directo descendiente del sol, mientras que al morir se transforma en Osiris (imagen 7.1). La necesidad de crear un nexo de unión entre el dios creador y el rey, hace que los teólogos establezcan una línea directa entre ambos. Horus es también el padre del rey. De esta forma el soberano es el dueño del país y por consecuencia del conjunto del cosmos. Pero los teólogos heliopolitanos quisieron llegar aun más allá; el dios halcón aparece en aspectos tan dispares como: asimilado a Atum, como hermano de la última generación de dioses, como hijo de Isis y Osiris (donde en ocasiones es sustituido por Thot). De nuevo la multiplicidad de formas está continuamente presente. Su genealogía carece de rigidez dependiendo tan sólo de la versión o el pasaje que consultemos, según la época y el lugar. Hecho que no preocupó a los teólogos cuando trataban de subrayar un aspecto de la divinidad. De cualquier modo, éste no es el único hilo conductor que se establece entre el rey y los dioses: la figura religiosa de las primeras deidades creadoras, es decir la Gran Enéada como representación del Maat o el orden cósmico establecido en los comienzos, es el patrón que seguirá el rey y su corte. El soberano es el responsable de hacer cumplir y mantener este concepto.

Heliópolis agrupa de una forma directa o indirecta y mediante la asimilación a casi todos los dioses del panteón egipcio, conectándolos a la fórmula de creación. Sólo un pequeño número quedó excluido, muy posiblemente debido a que fueran añadidos con posterioridad a la elaboración original del texto, bien por razones étnicas o políticas, o bien, a causa de la absorción más tardía de divinidades locales.

La datación especifica de la cosmogonía heliopolitana es aún comprometida. Aunque creemos que los primeros cimientos nacen en el Predinástico, hay que tener en cuenta que en estos momentos en Egipto sólo existe la tradición oral y que no es hasta finales de esta etapa cuando aparece en el Delta un primer intento de escritura que no quedará finalmente estabilizado, al menos en el terreno religioso, hasta la Dinastía V, con la aparición de los ya mencionados "Textos de las Pirámides".

Durante los Reinos Medio y Nuevo otros textos nos ofrecen información complementaria. El "Libro de los Muertos" nos menciona la presencia de la Enéada cumpliendo el ministerio de jueces supremos del fallecido, en un juicio cuyos orígenes ya se conocen en el Reino Antiguo. En este caso la Gran Enéada es una básica y vital agrupación divina que comparte las labores cósmicas y el orden del "Más Allá", en una estrecha conexión con el mito osiriano.

Heliópolis nos presenta los pasos progresivos para establecer el orden del cosmos sin preocuparse de los elementos del desorden en sí, algo que hará la cosmogonía Hermopolitana con más cuidado. Creada en tres fases muy diferenciadas, alrededor de Ra, posee una simbología clara y específica para cada una de ellas, dando la sensación de una estructura geométrica, que se cuida de entrelazar elementos y divinidades del Norte y del Sur (Osiris y Seth). De este modo se logra crear un nexo de unión que sirve para la legitimación de esta mitología en ambos puntos geográficos de Egipto: el Norte y el Sur. Para ello se sirven de parejas para establecer la evolución mitológica y no perder el simbolismo de lo dual, dividiendo los componentes de las mismas en divinidades pasivas y estáticas junto a divinidades activas y dinámicas, todas ellas manifestaciones de Atum. Este dios va creando proyecciones de sí mismo masculinas y femeninas con este carácter inherente. Atum, la divinidad creadora, es neutral pero posee ambas cualidades que son necesarias para poner en marcha la creación de forma autónoma. El es activo/dinámico y pasivo/estático, sin ambas propiedades difícilmente podría otorgárselas a los dioses a los que va a crear, cuya herencia nace directamente del dios. No obstante, se crea una diferenciación entre Atum y el aspecto activo del dios (Ra), el cual aparece siempre con una sola proyección, es activo/dinámico por naturaleza y ello no debe extrañarnos si tenemos en cuenta que representa la toma de conciencia en la creación. Bajo el mismo punto de vista se trata el hecho vital del acto creativo, que supone la ordenación de los elementos del mito cósmico y del monárquico, es decir los principios básicos del cosmos que comienzan con el nacimiento de la primera pareja nacida de Atum: Shu y Tefnut(2).

Partiendo de la división de los dioses de la Gran Enéada

(Pir. § 1689), tendríamos:

               

ENTIDADES DINAMICAS

"NEJEJ"

ENTIDADES ESTATICAS

"YET"

ATUM 

ATUM 

RA 

TEFNUT

SHU 

GEB 

NUT

OSIRIS

ISIS

NEFTIS

SETH 

 

El condicionamiento de esta curiosa organización, que con toda seguridad no es aleatoria, está aún en discusión, aunque parece claro que corresponde de nuevo a un proceso de dualización y a la necesidad de ambos componentes para que la creación se consolide. Por otro lado, con esta diferenciación se establecen nociones de categoría y se polarizan los elementos del nacimiento del mundo.


1.- Respecto a esta problemática, tratada tradicionalmente como acaecida en la dinastía II, conviene consultar: Pérez Largacha, Antonio: 'El Nacimiento del Estado en Egipto' Aegyptiaca Complutensia II, Alcalá de Henares 1.993, 158, 167-173.

2.- Troy, Lana.: 'The Ennead: The Collective as Goddess', The Religíon of the Ancient Egyptians. Cognitive Structures and Popular Expressions.  Uppsala 1.989.
El debate presentado por esta autora, es un espléndido trabajo en el que se basan muchos de los conceptos de este apartado.
Clagett, M.: Ancient Egyptian Science.  Vol 1. Tomo 1. Philadelphia 1989. pp. 279-297.  Aporta interesantes ideas sobre el Sistema Heliopolítano.
Sobre la modificación de la doctrina heliopolitana en períodos posteriores (Imp.  Nuevo), ver 'El libro de la Vaca Divina' en: Clagett, M.: Ancient Egyptian Science.  Vol 2. Tomo 1. Philadelphia 1989. pp. 531-546.

Elisa Castel

 

 

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