RELIGIÓN
  La Cosmogonía y la Enéada Heliopolitana  
 

12.- Geb y Nut

Por último, Imagen 12-1. Gebla creación necesita de otra pareja para seguir evolucionando. Hasta que Shu no separa, por mandato de Ra, la tierra del ciclo el resto de los elementos, es decir, los dioses, los hombres, los animales y las plantas, no pueden emerger del caos ya que no hay un espacio habitable para ellos. De este modo, se creará el orden, el Maat del cosmos, el poder de regeneración y darán vida a GEB Y NUT, la segunda pareja creada en el mito heliopolitano que representan dos elementos imprescindibles en la creación: la tierra en la que han de habitar los seres vivos y el cielo, produciéndose una organización, una estructuración del mundo que precede y prepara la aparición de los seres vivientes.

Esta pareja símbolo del principio fértil, es la articulación específica del orden creado, la fuerza de vida que ya tiene la estructura del universo, el cielo y la tierra como entidades separadas. Con ellos la creación se ha llevado a cabo, el cosmos se ha ordenado y representan la vida de la naturaleza.

Todos los indicios nos llevan a pensar que Geb en origen, y antes de formar parte de la Enéada heliopolitana, fue un dios local sin función cósmica, procedente de alguna ciudad, próxima a Heliópolis, cuyo animal sagrado era un ave acuática (posiblemente una oca) que en ocasiones lleva sobre su cabeza humana (imagen 12-1), pudiendo portar igualmente la corona blanca o la corona Atef, o las dos reunidas en la Epoca Baja.

Esporádicamente aparece cubierto también con la corona del Bajo Egipto aunque no es la forma iconográfica habitual. En cualquier caso aparece representado con el atributo masculino en erección haciendo patente su intención de alcanzar a su inaccesible pareja.

En los "Textos de los Sarcófagos" (Fórmula, 223) y en el "Libro de los Muertos" (Cap. 54 y 59) es llamado "El Gran Cacareador", lo que nos lleva a pensar que en algún momento se le hace dios creador responsable del huevo del que nació Ra, como nos cuentan otras cosmogonías y en concreto la que aquí tratamos. Su conexión con la tierra no parece explicable si no es por la posibilidad de que adquiriera este carácter de una divinidad ctónica más antigua. Algunos autores opinan que esta pareja pudo ser una creación sacerdotal sin base en la tradición religiosa del Antiguo Egipto, necesaria para que el drama de creación se llevara a cabo. Recordemos que Geb es la tierra, el responsable de los terremotos, que estos no son más que la voz del dios y que sus huesos forman las montañas de Egipto.

Como ya nos tiene acostumbrado el pensamiento egipcio, citando como referencia los valiosísimos "Textos de las Pirámides", encontrarnos que Geb posee una serie de nombres que pueden resultar excluyentes:

- "La Cabeza de la Enéada": §1912, §2103, §2226.

- "El Unico Gran Dios": §1616.

- "La Esencia de Todos los Dioses": § 1623".

- "El más Principal de Todos los Dioses al cual Atum situó en la Cabeza de la Enéada", en relación con la identificación del rey con Geb: §1645.

Igualmente en los "Textos de los Sarcófagos" hallamos epítetos parecidos: "El Padre de Atum", "El que da de Comer al Corazón de Atum y Reúne sus Miembros Cansados" etc., haciendo especial hincapié la Fórmula 30, donde más explícitamente aparece la misma identificación.

Es curioso como en todos estos títulos se hace sentir muy claramente la necesidad de remarcar que Geb es considerado dios primigenio, colocándolo en el mismo estatus que Atum en algunas ocasiones desde la recopilación de los primeros textos religiosos.

Otra curiosidad es aquella que nos lleva a pensar en la razón por la cual los egipcios no relacionaron, a lo largo de la civilización faraónica, a la tierra con una entidad femenina como ocurre en otras muchas culturas antiguas, permaneciendo esta incógnita aun sin resolver.

La diosa Imagen 12-2. NutNut, de origen controvertido pudo ser una antigua divinidad de la tierra a la que se encomendaba a los difuntos o que al menos en algún momento cumpliera este cargo. Es muy verosímil que sea precisamente su unión con Geb la que provoque este cambio de atribuciones, pasando primero a ser diosa del cielo diurno y más tarde del nocturno también. No obstante, su servicio a los difuntos seguirá siendo patente ya que la diosa será la responsable de guardar en sus entrañas el trayecto diario del finado acompañado del sol por el "Más Allá".

De nuevo, son los "Textos de las Pirámides" los que arrojan nueva luz a los datos aquí expuestos: en §616 y §777-785 se identifica y personaliza a Geb con el sarcófago y a Nut con la tapa de éste. El difunto se encierra en este microcosmos protegido por ambos dioses, relacionándolo con el simbolismo sexual de las dos divinidades antes de que fueran separadas por Shu, dotándole de una protección especial que garantiza su acogida en el mundo del "Más Allá".

Iconográficamente Nut, considerada en algunos textos como madre del Sol, aparece representada bajo diversos aspectos; ella es la mujer arqueada que forma la bóveda celeste en cuyo cuerpo navegan los astros (imagen 12.3), así como la mujer que sujeta en cada una de sus manos dos formas del sol que recorren su cuerpo (imagen 12.2) en pie. Es también la vaca con la panza estrellada o la mujer que porta el jeroglífico de su nombre sobre su cabeza (un vaso de agua sobre el símbolo del cielo). En relación con su aspecto de vaca podemos relacionarla con las pieles de este animal en las que eran envueltos los difuntos en el Predinástico, que evoluciona en el Período Dinástico hacia su presencia en el interior de los sarcófagos bajo aspecto humano, como ya se ha expuesto hace algunas líneas, dando acogida al difunto en el más allá. La diosa está identificada con el árbol sagrado del sicomoro cuyo emplazamiento original se situó en Heliópolis y su relación con diosas tales como lsis o Hathor denotan que todas ellas pudieron tener un origen similar.

 
Imagen 12-3.

Nut arqueada forma la bóveda celeste.
Geb con el codo apoyado en el suelo representa la Tierra y 
Ra navega en la barca solar. XIX Dinastía. Museo del Louvre.

 

Elisa Castel

 

 

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