Nombre egipcio: User-Hep
Nombre griego: Serapis
Representación: Toro u hombre con cabeza de toro. Hombre
barbudo con un cubo (modium) sobre la cabeza.
Dios que resultaba de la asimilación
de Apis, a su muerte,
con Osiris.
Cuando Apis moría se fundía en Serapis y era embalsamado
y enterrado en el serapeum. Data del periodo Ptolemaico,
pues fue Ptolomeo
I quien le eligió como dios oficial de Egipto y Grecia con
el fin de unificar los dos pueblos. Sin embargo la unión de los
dioses Osiris y Apis ya
estaba en Menfis desde el Reino Nuevo, ya que el toro, después de
su muerte, se convertía en Asarapis. Es llamado también el
"segundo Ptah" y era dios del inframundo. La identificación de los
dos dioses fue fácil,
ya que uno de los nombres de Osiris
era el de "Toro del Oeste" y a Apis se le veía
como la encarnación de Osiris; pero también
era una emanación de Ptah. Asi mismo era
un dios curador; libraba a los hombres de sus dolencias,
principalmente
por medio de oráculos; los enfermos pasaban la noche al pie de su
altar y él les dictaba durante el sueño fórmulas que
luego interpretaban los ministros de su culto. Era esposo de Isis
y padre de Harpócrates.
Las imágenes griegas de Serapis lo muestran
con pelo y barba largos, un amplio manto le cubre todo el cuerpo menos
los brazos y se sentaba en un trono con Cerbero a sus pies; el atributo
esencial que distinguía las imágenes de Serapis de la de
todos los dioses similares es el "calathus" o "Modium", cesto sagrado de
los misterios,
símbolo de la abundancia; las imágenes egipcias
lo muestran como una momia,
con la luna creciente y dos plumas. En él
se unen los conceptos de fertilidad agrícola, vida y muerte. Se
le representaba como un hombre barbado, con un modio de trigo sobre su
cabeza; a veces llevaba los cuernos de carnero de Amón.
Tenía su templo en Alejandría y también se le adoraba
en Canopo. En Menfis se le asimiló a Ptah.
Fue identificado con Zeus por los griegos. Su culto llegó hasta
York,
en el norte de Gran Bretaña. La destrucción del Serapeum
en Alejandría por el patriarca Theofilus y sus seguidores, en el
año 391 d.C., significó el triunfo final del Cristianismo
no sólo en Egipto sino también en todo el Reino. Nunca fue
totalmente aceptado por los egipcios.